El Estilo Nórdico posee como cualidad fundamental la sobriedad, la elegancia y la funcionalidad. La importancia atribuida a los espacios, a las formas y a los colores tiene muchos puntos en común con el estilo minimalista: se da gran importancia a la amplitud de los ambientes, a las líneas simples y rectas, a los colores claros y a las tonalidades sobrias para crear lugares luminosos y abiertos, con una referencia particular a la dimensión rústica de la naturaleza incontaminada de los Países Escandinavos.
Esto se evidencia en el uso intenso de la madera clara, presente en grandes cantidades en los bosques del norte de Europa y muy utilizada en cualquier ambiente de la casa, para muebles, superficies, vigas a la vista y complementos de mobiliario. Los acabados deben ser mate y donar a las esencias un aspecto absolutamente natural.